| La relación bi-regional y los nuevos escenarios 
        mundiales En el mundo actual todos los países y también 
        las regiones organizadas- pueden tener múltiples opciones para 
        el desarrollo de sus relaciones económicas con otras naciones y 
        regiones. La tendencia creciente es, por lo demás, a mantener abiertas 
        y a aprovechar todas las opciones posibles. Es uno de los más importantes 
        signos de los tiempos. Tal multiplicidad de opciones resulta del nuevo mapa de 
        la competencia económica global y de sus consiguientes desdoblamientos 
        en el plano geopolítico. El mapa que predominó hasta hace 
        no mucho, se esta rediseñando como consecuencia de los pronunciados 
        desplazamientos del poder económico que se han estado produciendo 
        en los últimos años, así como del incremento significativo 
        del número de protagonistas relevantes [1]. La re-emergencia de China y de la India como potencias económicas 
        de incidencia global, es sólo una de las manifestaciones más 
        destacadas de este proceso de realineamiento de la capacidad de los países 
        de influenciar en el comportamiento de la economía mundial y, también, 
        en la definición de sus instituciones y reglas de juego. La creciente conexión e interacción entre 
        los distintos espacios geográficos regionales es otro rasgo dominante 
        del actual escenario económico global. Alianzas interregionales 
        múltiples, simultáneas y entrecruzadas, tienden a ser lo 
        normal en estos tiempos. Los espacios Transpacífico2 y Transatlántico 
        son algunos de los ejemplos más notorios. Pero también lo 
        son -entre otros que pueblan la agenda de noticias y hechos relevantes 
        en las relaciones económicas internacionales contemporáneas- 
        los espacios interregionales de Eurasia, del Mediterráneo, el Árabe-Latinoamericano, 
        el de la nueva Ruta de la Seda (Asia, países árabes y Norte 
        de África)3, así como el más amplio y también 
        por momentos más difuso en su diseño y en sus concreciones, 
        denominado Sur-Sur. Es precisamente en un escenario global con múltiples 
        espacios regionales que se conectan simultáneamente entre sí, 
        que cabe colocar una reflexión sobre el futuro de las relaciones 
        entre los países de los espacios geográficos latinoamericano 
        y europeo, tras la reciente Cumbre CELAC-UE realizada los días 
        26 y 27 de enero del 2013 en Santiago de Chile. En particular, cabe situar en tal escenario y en sus posibles 
        desdoblamientos futuros, la reflexión sobre algunas modalidades 
        de conexión y de cooperación que puedan ser más eficaces 
        en función de los objetivos procurados tomando en cuenta otras 
        experiencias de conexión y cooperación interregional y, 
        en especial, la propia acumulada en las últimas dos décadas 
        desde que empezaran a realizarse las Cumbres birregionales euro-latinoamericanas. 
       Nuestro objetivo es efectuar algunos aportes para una reflexión 
        que demandará, en ambos espacios regionales, mucha atención 
        en los próximos años, en particular si se procura tener 
        éxito, al menos relativo, en el desarrollo de las hojas de ruta 
        que se trazan y, por sobre todo, si se valora evitar frustraciones.  Es una reflexión, por lo demás, que necesariamente 
        debería envolver a los diversos protagonistas de una relación 
        bi-regional que tiene y seguirá teniendo un alcance multi-dimensional, 
        en la que lo político, lo económico y social, y lo cultural 
        estarán en continua y dinámica interacción sistémica. 
        Y que necesariamente será apreciada en función del cuadro 
        más amplio de relaciones interregionales y globales de cada una 
        de las dos regiones. Diplomacia económica interregional y competencia 
        global multi-espacial En forma creciente la competencia económica global 
        tiende a desarrollarse simultáneamente en múltiples escenarios 
        con distintas intensidades de conexión entre sí. Tales escenarios 
        pueden ser países individuales, especialmente cuando estos son 
        de gran dimensión económica. Pero son cada vez más 
        espacios regionales e incluso interregionales, con alguna modalidad de 
        organización y de estructuras institucionales propia. Para un país cualquiera que sea su dimensión 
        o grado de desarrollo económico- el ejercicio de una diplomacia 
        económica multi-espacial, implica saber identificar vasos comunicantes 
        que existen o pueden estar desarrollándose, incluso simultáneamente 
        y en forma imperceptible, entre diversos países y regiones, muchas 
        veces en forma superpuesta. Tales vasos comunicantes pueden resultar de las actividades 
        de producción y comercio que realicen las distintas modalidades 
        de cadenas transnacionales de valor o redes globales y regionales de producción. 
        O de las muy diversas variantes de conexión y de trabajo conjunto 
        entre instituciones académicas, así como también 
        de desarrollo científico y tecnológico. Y también 
        son la resultante de los nuevos ejes o corredores de transporte, de comercio 
        e inversiones, que incluso recrean los de un pasado muy lejano. Saber detectar a tiempo lo que tales conectividades pueden 
        significar para la inserción económica internacional de 
        cualquier país o región organizada, es una de las cualidades 
        centrales de la agenda de una necesaria diplomacia económica eficaz 
        y moderna. La calidad de la diplomacia económica es entonces 
        un factor importante para la eficacia de una estrategia de inserción 
        activa y diversificada de un país en la competencia económica 
        internacional, tanto en el plano global como en el de las diferentes regiones, 
        comenzando por la propia del respectivo país. Todo indica que su 
        importancia práctica será creciente y tanto más valiosa 
        cuánto más demuestre capacidad para detectar hechos cargados 
        de futuro, que anticipen los continuos e inevitables desplazamientos de 
        ventajas competitivas entre países y espacios geográficos 
        regionales. Tales desplazamientos pueden ser producto de cambios tecnológicos, 
        pero también, entre otros factores, de innovaciones en las estrategias 
        empresarias, en las preferencias de los consumidores urbanos y con ingresos 
        económicos de clase media, y en las propias reglas de juego que 
        resulten de la proliferación creciente de clubes privados 
        del comercio internacional, que son un producto de los acuerdos preferenciales 
        y, por ende discriminatorios, que se negocian actualmente en un cuadro 
        de debilitamiento de las disciplinas multilaterales de la OMC. Entre otros desdoblamientos posibles, una diplomacia económica 
        de calidad implica hacer conocer en otros mercados lo que un país 
        considera que puede ofrecer de valioso en términos de bienes, servicios, 
        tecnologías, capitales, ideas, como también de oportunidades 
        de trabajo, de formación, de cooperación y de negocios. 
        Y, a su vez, permite transmitir lo que requiere obtener de aquellos países 
        y regiones con los cuales aspira a mantener estrechas relaciones comerciales. 
        Ella implica conocer, entender y apreciar, las múltiples diversidades, 
        especialmente culturales, que existen entre los pueblos y naciones, a 
        fin de potenciarlas en función de relacionamientos más intensos. 
        E implica generar condiciones que permitan construir un marco óptimo 
        que favorezca las interacciones económicas con cada uno de los 
        demás países y regiones. Se puede aspirar a lograr todo 
        ello, sólo a través de una presencia activa, constante y 
        no esporádica, así como de negociaciones por lo general 
        gubernamentales-, de acciones de creación de imagen, del tejido 
        de todo tipo de coaliciones y alianzas y, en especial, del desarrollo 
        de múltiples modalidades de redes sociales, incluso las académicas. 
       Es posible observar cómo nuevas realidades internacionales 
        impactan en la forma en que los países encaran su diplomacia económica. 
        En muchos casos tales impactos implican cambios radicales con respecto 
        a lo que ha predominado en materia de diplomacia económica hasta 
        poco tiempo atrás. En efecto, los gobiernos y en especial sus servicios 
        diplomáticos, están dejando de ser los únicos o tan 
        siquiera los principales protagonistas de una actividad que se está 
        tornando multifacética, compleja y muy dinámica. En forma 
        creciente se puede observar que son múltiples los otros protagonistas 
        que pueden contribuir a desarrollar una diplomacia económica eficaz. 
        Además de los ámbitos técnicos gubernamentales, pueden 
        serlo también, con su presencia y actividades, entre otros, empresarios, 
        deportistas, artistas, músicos, intelectuales, científicos 
        y académicos, viajeros, mochileros, turistas, periodistas, dirigentes 
        políticos y sindicales, estudiantes y trabajadores, e integrantes 
        de las múltiples diásporas. Muchas veces, sin tener conciencia 
        de ello, son una especie de agentes económicos y comerciales de 
        un país. Pueden ser portadores de una imagen país y lectores 
        de otras realidades. Son transmisores de visiones, percepciones e información 
        que pueden ser fundamentales para una inteligencia competitiva eficaz. 
        Son, además, actores relevantes en los tejidos de conectividades 
        de todo tipo que hoy contribuyen a facilitar las interacciones económicas 
        entre los países y las respectivas regiones.  Y su potencial puede ser mayor en la medida que un país 
        o una región organizada-posea suficientes puntos focales 
        aptos para captar y procesar información que permita desarrollar 
        un fuerte capital de inteligencia competitiva, que como se señaló 
        antes, es hoy un factor central de la capacidad de un país para 
        negociar y competir en el mundo. Tal capital muchas veces resulta de una 
        adecuada y densa interacción entre los sectores, gubernamental, 
        empresario y académico. Los corredores de comercio e inversiones han existido por 
        muchos siglos. Fueron en el pasado las rutas de la seda o de las especias 
        [4]. A través de ellos se movían, en una continua ida y 
        vuelta, mercaderías valiosas para quienes las comerciaban. Pero 
        también personas, ideas, conocimiento técnico, costumbres, 
        creencias. No eran corredores estáticos. Eran de geometría 
        variable y cambiaban con el paso del tiempo. Los corredores del comercio 
        tenían un profundo impacto geopolítico. Eran vectores de 
        poder. En los nuevos corredores de comercio e inversiones del siglo XXI, 
        van bienes, servicios, tecnologías, recursos financieros y personas. 
        También pueden ir drogas y armas. Van en contenedores como resultante 
        del transporte intermodal en continua evolución tecnológica 
        [5]. O van por canales digitales, por Internet. Y también van, 
        entre otros, trabajadores, hombres de negocios, agentes tecnológicos, 
        turistas, en aviones cada vez más grandes y económicos en 
        su rendimiento.  En la perspectiva de todo país, la diplomacia económica 
        multi-espacial e interregional del futuro tendrá que tomar en cuenta 
        los vasos comunicantes que se están empezando a intensificar dentro 
        de las distintas regiones y entre ellas. A veces resultan de acuerdos 
        internacionales que no responden a modelos preestablecidos aunque sí 
        tomen en cuenta lo que enseñan otras experiencias. Ello implica 
        seguir de cerca las agendas de las relaciones económicas, y las 
        negociaciones comerciales e integración económica de los 
        distintos espacios. Y saber detectar lo novedoso. [6] La ventaja de los paises latinoamericanos y, especial, los 
        del espacio regional sudamericano, es que no se observan en la actualidad 
        razones de peso que impidan una diplomacia economica abierta a todas las 
        direcciones ("tous les azimuts"). Su ubicacion geografica, dotacion 
        de recursos, mestizaje cultural, lejania de las lineas de principal tension 
        internacional, permite precisamente aspirar a desarrollar una insercion 
        economica y comercial externa de alcance multiespacial e interregional 
        [7]. Las relaciones de cooperacion economica entre diferentes 
        regiones estan adquiriendo una creciente densidad. Si bien reflejan un 
        fenomeno de larga historia, en los ultimos tiempos se observa una clara 
        tendencia a la conclusion de distintas modalidades de acuerdos de cooperacion 
        economica e, incluso, de comercio preferencial. A veces son la resultante 
        de la interaccion de regiones (o subregiones) organizadas cuyos paises 
        se expresan a traves de distintas modalidades de marcos institucionales 
        comunes, como son los casos de la UE, y en America Latina, los del Mercosur, 
        la SICA o la CARICOM, y ahora la CELAC. Pero tambien son la resultante 
        de la interaccion bilateral entre paises pertenecientes a diferentes regiones 
        (por ejemplo, cada pais miembro de la UE con cada uno de los paises de 
        America Latina) o, como en el caso de la UE entre una region organizada 
        y paises individuales (por ejemplo, UE-India, o UE-Chile).  Distintos factores permiten explicar la creciente densidad 
        que se observa en la dimension interregional de las relaciones economicas 
        internacionales. Algunos de los mas importantes son: 
         La mayor conectividad entre los distintos mercados nacionales, cualquiera 
          que sea la region a la que pertenezcan, como resultante de innovaciones 
          tecnologicas que han acortado todo tipo de distancias (fisicas, economicas, 
          culturales). 
 
La proliferacion de cadenas globales de valor con su incidencia en 
          las estrategias transnacionales de las empresas, en las politicas comerciales 
          externas de los paises y en la forma de medir el comercio internacional. 
          
 
La perdida de dinamismo del ambito multilateral institucionalizado 
          en la OMC para continuar expandiendo el acervo de compromisos de liberacion 
          comercial y de reglas de juego que faciliten los flujos de comercio 
          y de inversiones transnacionales.   
 Posibles contenidos, modalidades y alcances futuros de la relacion entre 
        America Latina y la UE y de la asociacion birregional Mercosur-UE?
 El caso Mercosur-UE:   Un comentario especial requiere el futuro de las negociaciones para una 
        asociacion bi-regional entre el Mercosur y la UE. Siempre han sido consideradas 
        como uno de los vectores principales de la relacion interregional. Si 
        bien no se ha podido avanzar con la velocidad imaginada en la Cumbre de 
        Madrid del 2010, tampoco ha aparecido en el horizonte una alternativa 
        realista a esa negociacion biregional [8]. Existen elementos comunes entre las experiencias de Mercosur y la UE. 
        Ellos permiten plantear algunas reflexiones motivadas por las crisis que 
        actualmente encaran sus procesos de integracion. Son reflexiones que se 
        tornan mas necesarias a la luz de los resultados del reciente encuentro 
        bi-regional de Santiago [9]. Ellos han tornado mas apremiante la necesidad 
        de un entendimiento mayor sobre las especifidades de ambas realidades 
        regionales. Conviene entonces decir algo al respecto. En efecto, en ambos casos las respectivas crisis trascienden lo que es 
        frecuente observar en cualquier emprendimiento conjunto entre naciones 
        soberanas que comparten un espacio geografico regional. Esto es, el surgimiento 
        de diferencias metodologicas, a veces incluso pronunciadas, sobre como 
        llevar adelante un proceso de integracion, y sobre sus modalidades, instrumentos 
        y velocidades. La pregunta de como trabajar juntos es lo que caracteriza 
        a una crisis metodologica. Por el contrario, lo que se observa actualmente 
        en ambos casos, son elementos propios de una crisis existencial, en la 
        que lo que se discute -dentro y entre los países miembros- es la 
        conveniencia misma de seguir adelante en la idea de trabajar juntos. La 
        pregunta central pasar a ser entonces ¿porqué trabajar juntos? A pesar de las conocidas diferencias -por ejemplo, de historia y geografía, 
        de culturas y grados de desarrollo, de poder económico y político- 
        cabe preguntarse entonces: ¿qué tienen de común las 
        experiencias que se están desarrollando en la UE y en el Mercosur? Por lo menos tres elementos comunes pueden encontrarse en las dos experiencias 
        mencionadas: 
         Un espacio geográfico regional compartido por un grupo de 
          naciones soberanas. Como todo espacio geográfico regional, uno 
          y otro tienen límites por momentos difusos. Son espacios de geometría 
          variable en los que el mapa cambia según sea la perspectiva del 
          país desde el cual se observa la respectiva región. 
 
 El carácter voluntario de una asociación entre naciones 
          que son soberanas y no pretenden dejar de serlo, y que procuran lograr 
          objetivos comunes que tienen un alcance multidimensional -políticos, 
          económicos, sociales, culturales-. Nadie obligó a nadie 
          a participar en el proceso de integración europea. Y, por lo 
          demás nadie puede obligar a una nación soberana a permanecer 
          en la asociación voluntaria si es que entiende que no le conviene. 
          El actual debate en Gran Bretaña sobre su pertenencia a la UE 
          es un ejemplo al respecto.
 
 Los efectos potenciales de la ausencia de una garantía de 
          irreversibilidad de la asociación pactada, a pesar de tener en 
          lo formal un carácter permanente. El éxito no está 
          asegurado. Los objetivos perseguidos pueden no cumplirse. Y cualquier 
          país puede retirarse si así lo desea y le conviene. El 
          pacto de asociación puede o colapsar formalmente, o diluirse 
          a través del tiempo cayendo en el terreno de lo irrelevante. 
         ¿Qué enseñan estas dos experiencias en cuanto a 
        los factores que podrían eventualmente contribuir a preservar la 
        vigencia a través del tiempo de la voluntad de trabajo conjunto 
        entre naciones soberanas? En otros términos ¿de qué 
        podría depender la sostenibilidad en el largo plazo de la idea 
        estratégica de trabajar juntas naciones que comparten un espacio 
        geográfico regional? Responder tales preguntas parece esencial 
        para asegurar la concreción de la procurada asociación bi-regional. Los siguientes parecen ser algunos de los factores relevantes para la 
        factibilidad de que una asociación voluntaria con objetivos múltiples 
        entre naciones soberanas pueda mantener en el tiempo: 
        La continua adaptacion a la dinamica de cambios contextuales. En los 
          ultimos anos se ha acrecentado la velocidad de los cambios a escala 
          global y regional, como en el propio plano interno de cada sociedad. 
          Ello genera una fuerte presion para la adaptacion constante de estrategias 
          y de metodos de trabajo conjunto entre naciones que comparten un espacio 
          regional. 
 
 La flexibilidad en los metodos de trabajo que se empleen. Como se 
          concilia un grado razonable de flexibilidad en los objetivos planteados 
          por las naciones que se asocian y en los metodos de trabajo empleados, 
          con un grado de previsibilidad que facilite la adopcion de decisiones 
          estables por parte de todos los protagonistas -por ejemplo, por quienes 
          tienen que encarar inversiones productivas en funcion de un mercado 
          ampliado-, es otro de los factores que puede contribuir a la sustentabilidad 
          de una asociacion permanente entre naciones soberanas dentro de un espacio 
          regional.
 
La fortaleza de algunos factores de sustentabilidad de la voluntad 
          asociativa. Tres factores sobresalen. Uno es el de la preservacion de 
          un equilibrio de intereses nacionales, que permita generar un cuadro 
          dinamico de ganancias mutuas. El otro es el de la calidad institucional 
          y, en particular, la existencia de reglas de juego que sean, a la vez, 
          efectivas, eficaces y legitimas. Y el tercero es el del desarrollo de 
          redes densas de intereses sociales -especialmente entre los sectores 
          productivos- que generen un cuadro de "solidaridades de hecho" 
          que sean cada vez mas dificiles de desatar. ¿Que criterios tomar en cuenta a fin de apreciar 
        el potencial de irreversibilidad de una asociacion voluntaria entre naciones 
        soberanas que comparten un espacio regional? 
        La precision de los diagnosticos sobre las opciones de insercion internacional 
          de cada uno de los paises asociados. La calidad de la inteligencia competitiva 
          en el plano nacional que permita tener una apreciacion correcta y actualizada 
          de las opciones que un pais tiene en el plano internacional, es fundamental 
          para evitar espejismos con respecto a un eventual "plan B", 
          percibido como alternativa al vinculo asociativo que lo une a otros 
          paises con los que comparte un espacio regional.
 
 La calidad de los mecanismos de concertacion de intereses nacionales. 
          Tanto en el momento fundacional como a la hora de redefiniciones de 
          hojas de ruta y de metodos de trabajo en un proceso de integracion, 
          parece fundamental que cada pais refleje en sus estrategias los intereses 
          profundos mas diversos de todo su espectro social y productivo. La puesta 
          en comun de intereses en el plano regional supone, para ser sustentable, 
          que tambien se haya acertado en la puesta en comun de los intereses 
          internos de una sociedad.
 
 La densidad de los intereses ofensivos de cada uno de los asociados 
          y, en especial, la identificacion de los ciudadanos con el proyecto 
          comun. Cuanto mas numerosos sean los protagonistas con intereses ofensivos 
          en cada nacion participante de un proceso de integracion, mas factible 
          sera que predominen las fuerzas orientadas a preservar la idea de trabajo 
          conjunto con las naciones con las que se comparte un espacio regional. 
          Y la base de legitimidad social sera mas amplia, cuanto mayor sea el 
          numero de ciudadanos que se identifican con el espacio regional, por 
          considerarlo como una de las fuentes en las que se pueden nutrir en 
          sus objetivos de bienestar, calidad de vida, libertad y democracia, 
          como en su vision de un futuro mejor.  ¿Qué conclusiones provisorias pueden extraerse de lo observado 
        en las recientes experiencias de la UE y del Mercosur con respecto a la 
        sustentabilidad de los respectivos procesos de integracion? Tres parecen ser conclusiones tentativas de una reflexion basada en la 
        comparacion de las crisis por las que se esta atravesando en ambos casos: 
       La primera es que en la construccion de una asociacion permanente entre 
        naciones soberanas que comparten un espacio regional, no existe un modelo 
        unico sobre como desarrollar el proyecto comun.  La segunda es que objetivos y metodos de trabajo conjunto deben ser continuamente 
        adaptados a los cambios contextuales.  Y la tercera es que una variable clave para explicar y predecir la sustentabilidad 
        de un proceso de integracion entre naciones que comparten un mismo espacio 
        geografico regional, es la calidad de las estrategias de insercion externa 
        de cada pais participante.  En la adaptacion del Mercosur a las nuevas realidades globales y regionales 
        -ejercicio similar al que por su lado estan desarrollando hoy los paises 
        miembros de la UE y al que tendran que hacer los paises que integran la 
        OMC, quizas impulsados por los del G20- se cuenta hoy con algunas ventajas. 
        Una de ellas es la experiencia de mas de veinte anos de construccion institucional 
        y de trabajo conjunto. La otra es que muchos paradigmas, modelos y formulas 
        para integrar paises en un espacio comun, a veces concebidos casi como 
        dogmas religiosos, hoy se estan tornando obsoletos por la velocidad y 
        profundidad de los cambios que se estan operando en el sistema internacional 
        y en la competencia economica global.  Ello facilita encarar la adaptacion del Mercosur aprovechando al maximo 
        el principio de "libertad de organizacion" en la definicion 
        de los objetivos y mecanismos que se empleen en el trabajo conjunto de 
        las naciones que comparten un determinado espacio fisico y objetivos estrategicos. 
        Las limitaciones a tal principio, derivan de la interpretacion prevaleciente 
        sobre los propios intereses nacionales y de los respectivos ordenamientos 
        juridicos de cada pais; de los otros compromisos internacionales asumidos 
        -por ejemplo, en el ambito de la OMC-, y de los objetivos comunes y los 
        tiempos que se asignen para el desarrollo de la idea estrategica del trabajo 
        conjunto. El caso America Latina-UE:   En una era de competencia economica multi-espacial e interregional, 
        es dificil que cualquier pais, independiente de su dimension relativa, 
        se resigne a quedarse confinado en su region mas inmediata. Incluso es 
        muy probable que, tal como lo ha recomendado con frecuencia la CEPAL en 
        el caso de America Latina, aspiren a encontrar en la propia region el 
        habitat necesario para potenciar su capacidad de proyectarse al mundo 
        con bienes y servicios lo mas diferenciados posibles. Y que tambien aspiren 
        a atraer inversiones productivas en funcion de cadenas globales de valor 
        y, en lo posible, a asegurarse un papel de hub en las estrategias de tales 
        redes productivas. Cabe entonces colocar en tal perspectiva el desarrollo futuro 
        de la relacion economica entre Latinoamerica y la UE. Es una relacion 
        que tendria que poner enfasis, ademas del incremento del intercambio comercial, 
        de la cooperacion economica y tecnologica y de la integracion de cadenas 
        productivas, en el aprovechamiento reciproco de las diversas conexiones 
        multi-espaciales e interregionales, que cada region tiene. En tal perspectiva y sin perjuicio de otros, por lo menos 
        cinco planos de accion que reflejen intereses comunes deberian nutrir 
        la agenda interregional euro- latinoamericana de los proximos anos a la 
        luz de los resultados de la reciente Cumbre de Santiago: 
        Creacion de condiciones para una razonable gobernanza global y para 
          fortalecer el marco de reglas y disciplinas multilaterales para el comercio 
          mundial. Ello implicaria que los paises de las dos regiones compartan 
          sus esfuerzos para tornar mas eficaz el G20 y para concluir la Ronda 
          Uruguay como una forma de acrecentar la legitimidad y afianzar el protagonismo 
          de la OMC. 
 
Avances sustanciales en la calidad de las distintas modalidades de 
          conectividad fisica entre ambas regiones y en el desarrollo de cadenas 
          productivas interregionales orientadas a mejor competir tambien en otras 
          regiones. 
 
La creacion de marcos legales que contribuyan a facilitar los flujos 
          interregionales de inversion directa y de asegurar a su vez, el cumplimiento 
          por parte de los inversores y de sus empresas de pautas acordadas de 
          responsabilidad social. La cuestion de la responsabilidad social de 
          las empresas que invierten en el espacio interregional estuvo muy presente 
          en la Cumbre de Santiago y en su Declaracion final.
 
Un mayor grado de conocimiento y de comprension sobre las respectivas 
          realidades politicas, economicas y culturales, a traves de un fuerte 
          impulso a los intercambios academicos que, en particular, faciliten 
          la presencia de un mayor numero de profesores y estudiantes europeos 
          que pasen periodos de al menos un semestre en instituciones academicas 
          latinoamericanas [10]
 
 El desarrollo de mecanismos que faciliten la participacion de distintos 
          tipos de protagonistas sociales en la construccion de un espacio interregional 
          con ganancias mutuas para ambas regiones [11] |