| Varios factores contribuyen a la reciente proyección del Brasil 
        en el escenario global. Entre otros se destaca el de la solidez institucional. 
        Ha logrado desarrollar instituciones políticas y económicas, 
        tanto públicas como privadas, que generan contrapesos en el ejercicio 
        del poder social, limitando tentaciones a caprichos individuales. No son 
        perfectas, pero tienen capacidad para autodepurarse y renovarse. Permiten 
        canalizar y articular intereses divergentes. La síntesis predomina 
        sobre la ruptura. Los comportamientos sociales se vuelven previsibles. 
       Otro factor es el optimismo de una sociedad movilizada por líderes 
        con visiones de largo plazo. Quizás fue el Plan Real el punto de 
        inflexión que marca la entrada del Brasil a su proclamado y 
        demorado futuro. Desde entonces, dos presidentes que supieron lograr 
        prestigio internacional han contribuido a la percepción externa 
        de un gigante que finalmente madura.  La tendencia parece clara. Es al reconocimiento de que Brasil presenta 
        signos evidentes de poder aspirar al protagonismo global. Esto es, un 
        país al que gobiernos e inversores de distintas regiones perciben 
        con capacidad para incidir en cuestiones significativas de la política 
        y la economía internacional. Y que tiene mucho que decir e influenciar 
        en el espacio geográfico sudamericano al cual pertenece.  Agroindustrias, biocombustibles, aviones a ellos se sumaría 
        ahora el petróleo son sólo algunos de los campos en 
        los cuales el Brasil se proyecta al mundo. Un indicador de tal proyección 
        es el número de sus empresas que se están internacionalizando. 
       Que se consolide el salto que está dando el Brasil sería 
        excelente noticia para la Argentina. Somos vecinos y socios. Compartimos 
        una responsabilidad en la estabilidad democrática del barrio en 
        el que vivimos. Tenemos suficientes vasos comunicantes como para que potenciemos 
        recíprocamente nuestros logros políticos y económicos. 
        Nuestra sociedad puede ser de ganancias mutuas. |