| Transcurrieron ya once años desde el planteamiento del ALCA en 
        la cumbre de Miami de 1994. Es evidente que el mecanismo de negociaciones 
        y acuerdos para alcanzar ese objetivo está en crisis. La importancia 
        del '4+1' Félix PeñaHan pasado quince años desde 
        que el presidente Bush (padre) lanzara la Iniciativa de las Américas; 
        once años desde que en la Cumbre de Miami se planteara el objetivo 
        del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y siete 
        años desde que se iniciaran las negociaciones entre 34 países. Pasado ese tiempo y en vísperas de la Cumbre de Mar del Plata, 
        cabe preguntarse sobre cuál es la situación actual del libre 
        comercio hemisférico. Al respecto, sobresalen estos rasgos: fragmentación 
        en múltiples redes de acuerdo de libre comercio -siendo la enhebrada 
        por los Estados Unidos la principal-; tendencia a la profundización 
        de tal fragmentación -por ejemplo, la reciente conclusión 
        del CAFTA-RD, y las negociaciones de los Estados Unidos con tres países 
        andinos que podrían concluir antes de fin de noviembre- y crisis 
        del diseño de libre comercio acordado en 1994 en Miami y reformado 
        también en Miami en 2003. Ante tal cuadro de situación pueden constatarse los siguientes 
        problemas actuales en la propuesta original del libre comercio hemisférico: 
        de eficacia, ya que no se han logrado los resultados propuestos; de legitimidad, 
        ya que el proceso negociador ha perdido credibilidad y sustento político, 
        y de rumbo, ya que no aparecen indicaciones claras sobre cómo seguir 
        adelante.  Al menos dos factores pueden explicar la falta de los resultados esperados. 
        El primero es el de los profundos cambios que desde 1990 se han producido 
        en el contexto internacional, en el regional y en el interno de muchos 
        de los países participantes. En particular, el mapa de la competencia 
        económica internacional de hoy tiene diferencias sustanciales con 
        el de aquél entonces. El nuevo protagonismo chino y de otras grandes 
        economías emergentes, es sólo uno de los ingredientes del 
        cuadro de situación. El proyecto hemisférico no puede ignorar 
        estas realidades. El segundo es que hubo fallas sustanciales de diseño. 
        Leyendo lo acordado en la Cumbre de Miami, resulta claro que se conocía 
        lo difícil que sería construir un zona de libre comercio 
        entre un grupo tan numeroso y heterogéneo de países. Ya 
        entonces fueron evidentes diferentes perspectivas en torno al desarrollo 
        de la idea estratégica. Se observó por un lado el intento 
        de impulsar a escala hemisférica el 'modelo NAFTA' y, por el otro, 
        el de construir el pilar comercial a partir de acuerdos subregionales 
        y de redes de libre comercio compatibles entre sí. Precisar qué es lo que está en crisis parece esencial ahora 
        para seguir adelante. ¿Es la idea estratégica hemisférica? 
        ¿O es, por el contrario, el camino que conducirá a su realización, 
        incluyendo las metodologías empleadas en las negociaciones? Concebida como la vinculación entre el comercio, la democracia 
        y el desarrollo sustentable -tal como fuera formulada en 1994- la idea 
        estratégica hemisférica sigue siendo válida. Siendo 
        así, lo recomendable será concentrarse en la renovación 
        del diseño y de los métodos para negociar su construcción. 
        Ese sería ya de por sí un resultado positivo de la Cumbre 
        de Mar del Plata. Para ello parece necesario aceptar lo que es evidente. Existen en el 
        hemisferio pluralidad de realidades, de perspectivas y de intereses. Reconocerlas 
        parece un paso indispensable a fin de concentrarse en una estrategia de 
        conexión sistemática de los distintos acuerdos y redes hoy 
        existentes. Sería ingenuo insistir en un modelo único. Un eslabón está notoriamente ausente en la cadena de acuerdos 
        que permitan desarrollar el pilar comercial de la idea estratégica 
        hemisférica. Involucra los espacios económicos de mayor 
        potencial de desarrollo de la región. Se trata del eslabón 
        conformado por los Estados Unidos y el Mercosur -el '4+1'-. En una visión 
        pragmática podría existir la tentación de reducirlo 
        al eje Brasil y los Estados Unidos, simbolizado en la actual presidencia 
        conjunta, de hecho ya superada. Se trata sin embargo de una visión 
        simplista, tan pronto se toma en cuenta la importancia que la calidad 
        de la relación entre la Argentina y el Brasil tiene para el pilar 
        democracia de la idea estratégica hemisférica, en particular 
        en relación a un espacio sudamericano con manifiestas turbulencias 
        y tendencias alarmantes. Más allá de sus evidentes dificultades 
        y su déficit de eficacia, lo cierto es que el Mercosur visto en 
        la perspectiva de la idea estratégica hemisférica, en sus 
        tres pilares sustanciales, es un bien público que no sólo 
        debe preservarse, pero que fortalecido podría implicar una contribución 
        valiosa al predominio de la racionalidad en la región.  Mar del Plata es una oportunidad para relanzar negociaciones en el marco 
        del artículo 5º del acuerdo '4+1' que se firmara en 1991, 
        sin que parezca conveniente aún avanzar en la definición 
        de una agenda concreta. Ella debería resultar de una primera reunión 
        de trabajo a nivel, preferentemente, de representantes personales de los 
        respectivos presidentes y con una activa presencia del sector privado. |