| Tras la elección de Lula, el triunfo republicano y la reunión 
        de Quito, es posible predecir que en los próximos ocho meses se 
        intensificarán las negociaciones comerciales en el ámbito 
        hemisférico. Luego, el 15 de julio, se iniciará la negociación 
        fuerte sobre las ofertas revisadas. Pero se podrá avanzar si es 
        que hay un progreso equilibrado en cuestiones centrales (como acceso a 
        mercados, agricultura y defensa comercial).  Dos hechos merecen ser destacados. Por un lado, el vínculo que 
        establece el negociador americano, Robert Zoellick, entre seguridad, libre 
        comercio, progreso social y democracia: al hablar el 14 de octubre resaltó 
        que "la agenda de libre comercio de los Estados Unidos puede ayudar 
        a las frágiles democracias en las Américas, como la política 
        comercial americana luego de la Segunda Guerra Mundial ayudó a 
        asegurar democracia y esperanza en Europa y en Japón", y en 
        Quito señaló que el objetivo del Area de Libre Comercio 
        de las Américas (ALCA) no es sólo expansión del comercio, 
        sino, sobre todo, "creación de esperanza" -expresión 
        que un agudo analista brasileño relacionó con el slogan 
        de Lula: "La esperanza derrotó al miedo"-.  El segundo hecho es la aprobación en Quito del Programa de Cooperación 
        Hemisférica, como "componente central de apoyo para el ALCA". 
        Originalmente estaba limitado a países en desarrollo pequeños. 
        Ahora puede extenderse a todo país en desarrollo que lo requiera. 
        Su objetivo es ayudar a negociar y a prepararse para los escenarios posnegociación, 
        "incluyendo la capacidad productiva y la competitividad en la región". 
       Entiendo que estamos presenciando un nuevo enfoque en el desarrollo del 
        ALCA. No se trata sólo de negociar, sino también de ayudar 
        a que los países puedan aprovechar los beneficios de la negociación. 
        Hay un fino hilo conductor con la experiencia metodológica del 
        Plan Marshall, experiencia retomada por la UE en sus programas de cooperación 
        económica (sustancialmente financiados) con los países candidatos 
        a miembros plenos o a acuerdos de libre comercio.  Recordemos que en la carta de julio pasado de los comisarios Chris Patten 
        y Pascal Lamy a los cancilleres del Mercosur, la Unión Europea 
        también planteó la idea de programas de cooperación 
        económica para facilitar la preparación de nuestros países 
        para competir en el espacio de libre comercio interregional.  El tiempo apremiaEn la perspectiva de que las negociaciones concluyan en 2004, el actual 
        gobierno argentino no puede ser visualizado como de transición.
 Buena parte del tiempo útil para definir los alcances del ALCA, 
        del acuerdo con la Unión Europea, del Programa de Doha y del futuro 
        del Mercosur -incluyendo factores claves como el perfil del gobierno de 
        Lula y la idea ya instalada de una eventual negociación bilateral 
        con los Estados Unidos- transcurrirá antes del 25 de mayo próximo, 
        fecha en que asumirá el nuevo gobierno.  En cuanto al ALCA, dos elementos centrales tendrán que precisarse 
        hasta entonces: el alcance y contenido de las listas de oferta a mercados 
        (una para todos -posición del Mercosur- o una para cada uno -posición 
        americana-) y del Programa de Cooperación Hemisférica.  Por ello se requerirá una articulación entre los ámbitos 
        del gobierno con responsabilidad en las negociaciones -particularmente 
        la Cancillería, que las conduce, y el Ministerio de la Producción, 
        con competencias en la preparación del sector productivo para competir 
        en los espacios ampliados por las negociaciones-, y los sectores sociales 
        con intereses en juego (no sólo los empresarios), de quienes dependerá 
        la legitimidad de lo que se negocie.  También tendrán responsabilidad significativa otros protagonistas 
        de la sociedad civil, especialmente los medios periodísticos y 
        académicos. |