| Los Estados Unidos están de vuelta en la mesa de negociaciones 
        con plena fuerza. Así sintetizó el presidente George W. 
        Bush el significado profundo de la aprobación de la Ley de Comercio 
        2002, que le otorga poderes extendidos para negociar acuerdos de comercio 
        exterior con otras naciones o regiones. Es la Autoridad para la Promoción 
        Comercial (TPA, en sus siglas en inglés), más conocida como 
        vía rápida o "fast track".  Este hecho se suma a otros recientes vinculados con las negociaciones 
        comerciales en las que participa la Argentina. Ellos merecen análisis 
        cuidadosos, pues contienen señales "codificadas" de protagonistas 
        claves en el escenario negociador.  Uno es la aprobación de la Ley Agrícola (Farm Bill) de 
        los Estados Unidos. Produjo fuertes reacciones en el mundo por considerarse 
        que sus efectos serán contrarios a la idea de nivelar el campo 
        de juego en el comercio mundial de productos agrícolas. Pero en 
        la perspectiva de las negociaciones comerciales, el mensaje implícito 
        parece ser: éstas serán las políticas aplicables 
        si es que no se efectúa una negociación en serio en materia 
        de subsidios domésticos a la agricultura.  Otro es la propuesta de negociaciones agrícolas de los Estados 
        Unidos en la Organización Mundial de Comercio (OMC), conteniendo 
        iniciativas como la eliminación en cinco años de los subsidios 
        a las exportaciones agrícolas. El mensaje implícito en este 
        caso parece ser: si hay voluntad de negociación, los Estados Unidos 
        están preparados para avanzar y llegar lejos.  Otro hecho es la propuesta de reforma de la política agrícola 
        común avanzada por la Comisión Europea. Un elemento central 
        es el eliminar el vínculo entre producción y ayuda directa. 
        En este caso, el mensaje principal sería que la Unión Europea 
        se está posicionando para las inevitables negociaciones agrícolas 
        en la OMC, a la vez que se prepara para encarar la difícil cuestión 
        de los costos de la política agrícola común, tras 
        la entrada de los nuevos países miembros en el 2004.  A pesar de las dificultades  Finalmente, otro hecho es el resultado de la última reunión 
        Mercosur-Unión Europea, de la cual surgió un cronograma 
        de negociaciones hasta finales de 2003 que incluye la agricultura. El 
        mensaje es claro: la Unión Europea está dispuesta a negociar, 
        a pesar de las dificultades que se presentarán en la cuestión 
        agrícola y de la percepción de que el Mercosur no es aún 
        una unión aduanera creíble. Estos hechos adquieren su pleno 
        significado con la aprobación del TPA. Indican que las negociaciones 
        comerciales en las que participa la Argentina en la OMC, en el ALCA, 
        y con la Unión Europea, están entrando en una fase 
        decisiva que madurará, en materia de acceso a mercados, en el primer 
        semestre de 2003 con los intercambios de ofertas de negociación. 
       Son negociaciones relevantes para la futura competitividad de las empresas 
        que operan en la Argentina. Como toda negociación, tendrán 
        sus costos nadie regala nada y beneficios. Ellos deben ser 
        explicitados para los distintos sectores y regiones de la economía 
        del país. Pero también deben explicitarse los costos de 
        no negociar.  Los costos de no negociar o de no obtener los resultados que el país 
        razonablemente puede aspirar por su relevancia relativa en el comercio 
        mundial deben analizarse teniendo en cuenta el dinamismo del escenario 
        negociador. En efecto, Chile ya ha concluido un acuerdo con la Unión 
        Europea. Se estima que en los próximos meses concluirá el 
        acuerdo con los Estados Unidos. El presidente George W. Bush ha confirmado 
        que, además del ALCA, se celebrarán acuerdos con Singapur 
        y con Marruecos; se explorarán otros con países como Australia, 
        y se negociarán acuerdos regionales con las naciones centroamericanas 
        y con la Unión Aduanera de Africa del Sur.  La Unión Europea incorporará nuevos miembros en 2004 y 
        avanzará en negociaciones de libre comercio con otras regiones 
        y países del mundo, además del Mercosur. Otras naciones 
        y regiones negocian hoy acuerdos preferenciales de libre comercio. En 
        todos estos casos, las preferencias que se acuerden pueden desplazar la 
        oferta argentina. Se aplica a nuestro país lo que decía 
        Jean Monnet: "no podemos quedarnos parados cuando el mundo alrededor 
        nuestro se mueve".  Es recomendable, entonces, que las empresas que operan o proyectan operar 
        en la Argentina, independientemente de su tamaño relativo, sigan 
        de cerca las negociaciones comerciales en las que participa el país. 
        Con la colaboración de sus cámaras sectoriales, deberán 
        "decodificarlas" en función de su interés específico. 
        Deberán tener en cuenta los eventuales desplazamientos de ventajas 
        competitivas que puedan producir los cambios en las condiciones de acceso 
        efectivo a otros mercados, resultantes de los acuerdos que concluyan y 
        de las preferencias que logren otros países. Subestimar la importancia 
        del efecto de estas negociaciones comerciales y no seguirlas de cerca 
        puede tener altos costos futuros para una empresa de la Argentina.  |