| La defensa de los intereses comerciales de largo plazo trasciende los 
        complejos problemas coyunturales del país. Por ello debemos prestar 
        atención a las negociaciones en marcha, que deberían culminar 
        en los próximos tres años.  Sus resultados condicionarán por mucho tiempo la inserción 
        competitiva de la Argentina en el mundo. De ellas dependerán, en 
        gran medida, las posibilidades de competir en muchos mercados con bienes 
        y servicios originados en el país.  Dada la dimensión reducida del mercado interno, ello repercutirá 
        en la capacidad para incentivar inversiones productivas y la incorporación 
        de progreso técnico, con su impacto en el nivel de empleo.  Las reglas de juego que resulten incidirán en las políticas 
        económicas, sectoriales y comerciales futuras del país. 
       Los principales frentes de negociación son tres. En primer lugar, 
        las negociaciones multilaterales de la Organización Mundial de 
        Comercio (OMC). A partir de los resultados logrados en Doha, La Argentina 
        tendrá que desarrollar en los próximos tres años 
        una intensa acción si pretende lograr resultados satisfactorios 
        para sus exportaciones, especialmente las del complejo agroalimentario 
        y de servicios -la lista de pedidos tendrá que presentarse hasta 
        el 30 de junio próximo y la de ofertas, hasta el 31 de marzo del 
        2003-, y para la definición de disciplinas colectivas que le sean 
        favorables en materia de defensa comercial y de subsidios.  En segundo lugar, las negociaciones con los Estados Unidos, sea en el 
        ámbito del ALCA o en el del "4+1". En el ALCA y se está 
        avanzando y se tiene un cronograma definido. Muy probablemente los diálogos 
        comerciales se acelerarán a partir de la aprobación del 
        "trade promotion authority" (TPA) por parte del Congreso americano, 
        y de las próximas elecciones en Brasil y en los Estados Unidos, 
        países que compartirán la presidencia de las negociaciones 
        a partir del tercer trimestre de este año.  En tercer lugar, las negociaciones entre el Mercosur y la Unión 
        Europea cuyo ritmo se intensificó a partir de la presentación 
        de las primeras listas de ofertas deberían tener un impulso político 
        tras la Cumbre de Madrid, en mayo próximo.  Ambitos vinculadosDeben agregarse, además, las negociaciones con la Comunidad Andina 
        y con México, país con el cual Brasil está por concluir 
        un acuerdo bilateral, tal como antes lo hicieron la Argentina y Uruguay.
 Las agendas de los tres principales ámbitos negociadores están 
        vinculadas entre sí. La estrategia del país tiene que abarcarlas 
        simultáneamente, lo cual implica un serio esfuerzo de organización 
        interno al menos en tres planos. En primer lugar en el propio gobierno, 
        siendo la Cancillería el centro natural de la conducción 
        del esfuerzo negociador.  La acción de la Cancillería sólo podrá ser 
        eficaz si las posiciones negociadoras se nutren de las prioridades determinadas 
        por las áreas competentes en políticas económicas, 
        sectoriales y comerciales, y por los responsables provinciales del comercio 
        y la producción. Toda fragmentación en este plano es una 
        ventaja competitiva que se otorga a los demás países con 
        los cuales se negocia.  También el sector privado tiene que organizarse y reflejar los 
        intereses de empresarios, trabajadores y consumidores. Es un plano en 
        el cual falta aún mucho por hacer a fin de estar al nivel de organización 
        de otros países con los cuales se negocia, incluyendo Brasil, Chile 
        y México.  Libre flujo de información  Y por último, el sector académico y los medios de comunicación 
        deberán estar en condiciones, como ocurre en otros países, 
        de asegurar un flujo de información y de análisis, que permita 
        decodificar las negociaciones en la perspectiva de los intereses concretos 
        de la Argentina.  A todo ello debe sumarse la necesaria coordinación, en las áreas 
        mencionadas, con las respectivas contrapartes en los países del 
        Mercosur, incluyendo, por cierto, a Chile.  El esfuerzo negociador de los argentinos, ya que es toda la sociedad 
        la que quedará involucrada por los resultados de las negociaciones 
        en curso, requiere que desde el gobierno se asegure un intenso flujo de 
        información detallada sobre lo que se negocia, en un ámbito 
        de fuerte transparencia.  Los argentinos deberían poder seguir las negociaciones en su detalle 
        por Internet, a fin de lograr una fuerte participación de la sociedad 
        civil.  Ella es necesaria para obtener la legitimidad que requieren los intereses 
        que están en juego.  |