| Las dificultades para ingresar en el mercado brasileño, señaló 
        el funcionario, complican al Mercosur El programa de ajuste que está llevando adelante Brasil para evitar 
        la caída de su programa económico tiene derivaciones en 
        el campo comercial. Aunque las autoridades del socio mayor del Mercosur han señalado 
        que su propósito no es deteriorar al bloque regional que integra 
        junto con Uruguay, Paraguay y la Argentina, más Chile y Bolivia 
        como asociados, lo cierto es que semana a semana se conocen una serie 
        de medidas que, a priori, parecen contrarías al espíritu 
        del mercado común. Las portarías (decretos) de los ministerios de Agricultura y Salud 
        que disponen de licencias no automáticas para la importación 
        de productos alimenticios, químicos y farmacéuticos entre 
        otros, despertaron fuertes críticas por parte de las entidades 
        industriales y exportadoras de nuestro país. Si bien los negociadores argentinos aún no cuentan con evidencias 
        de que los problemas sean tan graves cómo se supuso cuando se conocieron 
        las disposiciones, todo parece indicar que la incertidumbre para los exportadores 
        argentinos al mercado brasileño está en aumento: ''No podemos 
        abrir el paraguas antes de que llueva", dijo el subsecretario de 
        Comercio Exterior, Félix Peña, durante una entrevista con 
        La Nación. "El gobierno brasileño sigue sosteniendo 
        que éstas dificultades se van a corregir, que ninguna de las medidas 
        que se han tomado están orientadas a restringir el comercio dentro 
        del Mercosur" añadió. Sin embargo, Peña sostuvo que los exportadores de aquellos productos 
        incorporados por los ministerios de Agricultura y de Salud deberían 
        tener "una sensibilidad especial respecto de lo que está ocurriendo 
        en la frontera". El funcionario consideró que "ningún exportador debería 
        alterar su planes de exportación salvo que tenga evidencia muy 
        concreta de que las dificultades de acceso en el mercado brasileño 
        se traduzcan en aumentos de costos". Esta situación, añadió, 
        puede registrarse con los productos perecederos. En otra metáfora meteorológica, Peña indicó 
        "Por la información que disponemos, si bien no se ha descargado 
        toda la tormenta, hay picos de lluvia en algunos lugares". Ante esas 
        circunstancias, el mensaje parece ser "radíquense en Brasil 
        porque si van a otro país del Mercosur van a encontrar restricciones". El enfoque de cuál debe ser una estrategia de las empresas argentinas 
        dentro del Mercosur y particularmente en Brasil va más allá 
        de las dificultades. Pero de alguna manera, los actuales inconvenientes 
        permiten pensar que ése es el enfoque más apropiado. La 
        mayoría de las empresas debería instalarse a dos puntas, 
        aunque reconozco que no es fácil hacerlo. Cuando se planteó 
        el Mercosur, se dijo muy claramente que implicaba crear un marco para 
        cambiar la escala de operación. El enfoque sigue siendo válido 
        porque el trabajo en asociación y alianza con socios locales inversiones 
        en los otros países es lo más recomendable. Y precisamente 
        ahí viene la fuerza del argumento de nuestro sector empresario 
        para que haya certidumbre en las reglas de juego. Desde el punto de vista del inversor, ¿somos realmente 200 millones 
        de consumidores?, ¿yo puedo acceder a un mercado de este tamaño? 
        y ahí radica el meollo de la cuestión de este momento. Esto 
        no tiene nada que ver con bondades o maldades, no tiene sentido que entremos 
        en una guerra de percepciones. Vayamos a los hechos y los hechos que tenemos son los siguientes: hay 
        corrientes de comercio muy significativas que a su vez se están 
        traduciendo en decisiones de inversión muy importantes que de repente, 
        como consecuencia de las dificultades económicas que todos conocemos, 
        se están empezando a traducir en una especie de aumento de la tasa 
        de incertidumbre de las condiciones para operar en el Mercosur. Brasil se queja que aquí se les aplica a algunos de sus productos 
        medidas antidumping y que en el azúcar no hay avances. Cada uno hay que considerarlo y ponderarlo y colocarlo en su justa dimensión. 
        De ninguna manera se puede afirmar que la Argentina esté aplicando 
        su política y sus instrumentos de comercio desleal con una finalidad 
        proteccionista. Si hay algo que caracteriza a la legislación y 
        a la política de defensa comercial de la Argentina, como la de 
        los otros socios del Mercosur, es el predominio del debido proceso. La 
        idea de que el dumping por parte nuestro sea una forma de eludir el compromiso 
        del Mercosur, en nuestra opinión, no tienen ningún consenso 
        y no se puede argumentar. Se lo hemos dicho claramente a nuestros amigos 
        y socios del Mercosur y estamos muy tranquilos. Tanto el azúcar como en el sector automotor están dentro 
        del marco de los compromisos que hemos asumido los países del Mercosur 
        en Ouro Preto en 1994. Son dos sectores que quedaron transitoriamente 
        exceptuados del compromiso madre del Mercosur que es "arancel cero" 
        y el arancel externo común que es lo que configura la Unión 
        Aduanera. Claramente están establecidas dos cosas: que para ambos 
        sectores el régimen definitivo debe estar fijado para el primero 
        de enero del 2000 y en ambos casos, el compromiso de libre comercio tiene 
        que estar acompañado por una eliminación de incentivos que 
        distorsionen la competitividad relativa dentro del Mercosur. Si tenemos arancel cero y libre comercio, no podemos tener al mismo tiempo 
        lo que en la jerga del comercio internacional se denomina el desnivelamiento 
        del campo de juego. Al mismo tiempo, está dicho que tenemos que 
        tener un régimen, para cada uno de éstos sectores para el 
        primero de enero del 2000 y estamos trabajando en eso. De ninguna manera 
        podemos pensar que exceptuemos a ningún sector del Mercosur.  RiesgosPeña destacó también que las señales de incertidumbre 
        de acceso a los mercados que integran el Mercosur implican un "virus 
        de precariedad" que afectan la confianza del los inversores y empresarios 
        que ven al bloque regional como un mercado único.
 Otro término que define a esa situación incierta, añadió, 
        es el de "aladificación", en alusión a la Asociación 
        Latinoamericana de Libre Comercio (Aladi) que en los años sesenta 
        no pudo cumplir con sus objetivos de formar una zona sin trabas para los 
        intercambios comerciales por los incumplimientos de los gobiernos de cada 
        país que formó la organización. "El Mercosur lo hemos hecho como reflejo de una excelente relación 
        con Brasil y con nuestros socios y como reflejo de nuestra percepción 
        de lo que es necesario hacer para competir y negociar en el mundo", 
        subrayó. |