| La iniciativa de crear un Mercado Común del Sur (MERCOSUR), entre 
        los cuatro países (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) signatarios 
        del Tratado de Asunción (26 de marzo de 1991), reconoce raíces 
        en el ideario de casi todas las fuerzas políticas de nuestro país. 
        Sin perjuicio de otros antecedentes históricos, de hecho significa 
        una profundización de la propuesta de integración y cooperación 
        económica con el Brasil, que a partir de la Declaración 
        de Iguazú (1985) comenzaran a instrumentar los gobiernos de los 
        Presidentes Alfonsín y Sarney.  En tal sentido, el proyecto MERCOSUR es un ejemplo de continuidad en 
        las políticas nacionales. El Acta de Buenos Aires de 1989, que 
        acortó diez a cuatro años el plazo originalmente previsto 
        para establecer el Mercado Común, no significó introducir 
        cambios sustanciales en los objetivos que ya se habían plasmado 
        en el Tratado de Integración entre la Argentina y el Brasil, firmado 
        en 1988 y ratificado al año siguiente. Si bien la primer etapa de la integración iniciada en 1985, se 
        había caracterizado por una aproximación gradual de tipo 
        sectorial, el establecimiento de un programa de liberación también 
        gradual, pero lineal y automático, para todo el universo arancelario 
        en un plazo de cuatro años, no deja de lado la posibilidad de acuerdos 
        sectoriales, sino que por el contrario refuerza su eficacia potencial. 
        En efecto, los acuerdos que se ha previsto negociar en los próximos 
        meses, en sectores tales como el siderúrgico, el petroquímico, 
        el del papel, entre otros, podrán partir de un cuadro ya definido 
        en término de condiciones de acceso a mercados y concentrarse en 
        los necesarios procesos de reestructuración industrial, a través 
        de entendimientos empresarios referidos a tecnología, inversión 
        y penetración de mercados mundiales.  Esta continuidad es más notable aún en el plano institucional, 
        en que el mecanismo principal de trabajo, que es el Grupo Mercado Común, 
        verdadero ente ejecutivo del Tratado de Asunción, surge de la experiencia 
        acumulada en toda la etapa anterior, incluyendo la muy valiosa de los 
        diez subgrupos técnicos que permiten avanzar en la consideración 
        de los problemas que plantea la integración en cuestiones (por 
        ej. asuntos aduaneros o fiscales, normas técnicas, coordinación 
        de políticas macroeconómicas) o en sectores (por ej. agrícola, 
        industrial o transporte) específicos. Pero es en la idea de limitar la experiencia -al menos en una primera 
        fase- a unos pocos países, con un mayor grado de homogeneidad que 
        el conjuntode los once que componen a ALADI, donde quizás se visualiza 
        con más nitidez la continuidad del esfuerzo de integración. 
        El eje del proceso es ahora como lo fue a partir de 1985, la integración 
        entre las economías de la Argentina y del Brasil (que en noviembre 
        de 1990 firmaron el Acuerdo de Complementación Económica 
        nº 14, en el marco de la ALADI, cuyos alcances y compromisos son 
        similares, en términos de programa de liberación comercial, 
        a los que los dos países asumieron luego en el Tratado MERCOSUR). 
        Sin embargo, tal como ocurriera desde el comienzo con el Uruguay, el retorno 
        a la democracia del Paraguay, facilitó la inclusión formal 
        de los dos países hermanos en el nuevo proceso de integración. 
        Y si bien se ha dejado abierta la puerta para la eventual adhesión 
        de Chile en un plazo inferior a los cinco años, la idea es de no 
        acelerar el proceso de incorporación de los otros países 
        miembros de la ALADI que pudieran estar interesados en hacerlo. También 
        es un caso especial el de Bolivia, país miembro de otro esquema 
        de integración subregional, el Grupo Andino, pero con profundos 
        vínculos territoriales, económicos y políticos con 
        el MERCOSUR, y por ello los ministros de Relaciones Exteriores de los 
        cuatro países, en la Declaración nº 2 aprobada simultáneamente 
        con la firma del Tratado por los Jefes de Estado, en Asunción, 
        expresaron su interés en explorar modalidades y alternativas para 
        su vinculación con el Mercado Común del Sur.  Nada autoriza sin embargo a considerar al MERCOSUR como un "club" 
        cerrado o exclusivo. Por el contrario, en la pasada reunión del 
        Grupo de Río, realizada en abril pasado en Bogotá, nuestro 
        país dejó claramente establecida su voluntad de extraer 
        todo el potencial de cooperación existente en el marco de la ALADI 
        Y del Tratado de Montevideo de 1980, a través del desarrollo de 
        la preferencia arancelaria regional, y de la convergencia de los esquemas 
        subregionales y bilaterales de integración económica. Y 
        en el propio Tratado de Asunción, así como en la Declaración 
        nº 1 de los Cancilleres, se deja claro que el arancel externo común, 
        que habrá de establecerse antes de finalizado el período 
        de transición hacia el mercado común, o sea diciembre de 
        1994, deberá facilitar la competitividad internacional de las economías 
        de los países signatarios. En tal sentido, el mensaje es claro: 
        MERCOSUR es un instrumento concebido para facilitar la inserción 
        competitiva de nuestras economías en los mercados mundiales, incluyendo 
        los de la propia subregión. Pero las raíces del MERCOSUR se encuentran en nuestro país, 
        en la propia base social y no sólo en el ideario de la mayoría 
        de sus fuerzas políticas. Una encuesta celebrada en relación 
        al tema luego de la firma del Tratado de Asunción, puso de manifiesto 
        la opinión positiva de la población. Las reacciones que 
        hasta el presente han tenido los parlamentarios que se han expresado al 
        respecto, confirman que la idea de la integración económica, 
        especialmente con el Brasil y los otros países vecinos, esta arraigada 
        en la opinión pública que ellos interpretan, en la tradición 
        de los principales partidos políticos nacionales yen la de sus 
        líderes históricos.  Parte de un amplio esquema de integración.  MERCOSUR no es una pieza aislada en la estrategia de integración 
        económica de nuestros país con América Latina. En 
        primer lugar, esta inserto en el proceso más amplio, iniciado en 
        1960 con la firma del segundo Tratado de Montevideo, que creó la 
        Asociación Latinoamericana de libre Comercio (ALAC) y continuado 
        en 1980, con la firma del segundo Tratado de Montevideo, quela sustituyó 
        por la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). 
        En el marco jurídico-contractual del tratado de Montevideo de 1980, 
        el Tratado de Asunción habrá de tomar la forma de un Acuerdo 
        de Complementación Económica (una de las modalidades prevista 
        de "acuerdos de alcance parcial", es decir acuerdos que no incluyen 
        a todos los miembros de la Asociación) y al hacerlo, sus preferencias 
        arancelarias estarán excluídas de la acción del artículo 
        44 (cláusula nación más favorecida ALADI), así 
        como del artículo 1º del GATT (también cláusula 
        de la nación más favorecida). Como contrapa debe quedar 
        abierto a la adhesión, previa negociación, de cualquier 
        otro país miembro de la ALADI, que en este caso concreto se ha 
        establecido que recién se podrá considerar transcurridos 
        los primeros cinco años de vigencia del Tratado (el Tratado entrará 
        en vigencia treinta días después del depósito del 
        tercer instrumento de ratificación). Así como a través de la ALADI, el MERCOSUR se relaciona 
        con el proceso de integración más amplio con el resto de 
        América Latina, es a través de múltiples mecanismos 
        bilaterales y multilaterales, la mayoría de carácter sectorial, 
        que esta inicaitiva s inserta en un cuadro más amplio de integración 
        y cooperación económica en la subregión del Sur de 
        América Latina. Caben mencionar al respecto, por cierto la Cuenta 
        del Plata que abarca los cuatro países y además Bolivia, 
        y en cuyo ámbito geográfico y económico, se desarrolla 
        uno de los proyectos de integración más interesantes cual 
        es el de la Hidrovía Paraguay-Paraná. Pero también 
        cabe recordar los mecanismos de cooperación que se han establecido 
        a nivel ministerioal, en las áreas de agricultura, energía, 
        transporte, salud y educación, entre otras. Algunos abarcan también 
        a Chile e incluso al Perú, y es precisamente su diferente cobertura 
        geográfica y su especialización, lo que los hace tan útiles, 
        cualesquiera que sean las dificultades que se puedan plantear por eventuales 
        superposiciones de actividades. Pero en un plazo regional más amplio, el MERCOSUR se inserta en 
        los más recintes esfuerzos de integración hemisférica, 
        que han cobrado actualidad y fvigencia poítica, a partir del lanzamiento 
        en junio de 1990, por el President de los Estados Unidos, de la inciativa 
        de las Américas. Una de las ideas centrales de la iniciativa, que 
        sin duda deberá ser desarrollada a través de consultas y 
        negociaciones entr todos los países del hemisferio, como el resto 
        de las ideas allí contenidas, es precisamente la d ela creación 
        de un sistema de comercio libr en el hemisferio. Quizás a ella 
        se llegue por la aproximación gradual de acuerdos subregionales 
        de integración, de los cuales el MERCOSUR, el Grupo Andino y la 
        muy reciente Área de Comercio Libre de Norteamérica (NAFTA), 
        entre los Estados Unidos, el Canadá y México, son los más 
        significativos, desde el punto de vista económico. En tal sentido, el Acuerdo Marco de Comercio e Inversión entre 
        los Estados Unidos y los cuatro países del Mercosur (el denominado 
        "4+1"), está llamado a constituir el punto de partida 
        de un procesos más amplio, que debería llevar lógicamente 
        a enhebrar en el futuro, una negociación comercial entre el MERCOSUR 
        y el "MERCONORTE" (NAFTA). Su firma el 19 de junio de est año 
        y la próxima reunión del Comité Consultivo sobre 
        Comercio e Inversión, por él establecido, con una agenda 
        que permite abarcar cuestiones de significativa importancia en las relaciones 
        económicas con los Estados Unidos, constituyen a la vez una expresión 
        de la dimensión externa del MERCOSUR, un mayor compromiso público 
        e internacional de sus miembros para concretar el proyecto de integración 
        pactado y el comienzo de un proceso de vinculación sistemática 
        del MERCOSUR con el mundo industrializado, de incalculable proyección 
        futura. Quizás el cuadro actual de esta integración multidimensional 
        que reconoce en el MERCOSUR un eje pero no una limitación, se completa 
        con el Acuerdo de Complementación Económica entre la Argentina 
        y Chile, cuyas bases fueron establecidas en agosto de 1990 por los Presidentes 
        Menem y Alwyn, y que esta siendo objeto de negociación en el momento 
        de escribirse estas líneas. Este es un acuerdo de gran importancia 
        histórica para los dos países, pues ha de consagrar el nuevo 
        espíritu de hermandad que caracteriza la relación recíproca 
        entre las dos democracias del Sur del Continente. La idea es que su ejecución 
        permita facilitar la deseable incorporación posterior de Chile 
        al MERCOSUR.  MERCOSUR refleja entonces una estrategia de alianzas económi: 
        cas de nuestro país con las naciones de su contexto contiguo y 
        regional, y como tal se adapta al nuevo planteamiento estratégico 
        de la integración que se ha impuesto en toda la región, 
        en parte como consecuenci a de las cambiantes realidades económicas 
        mundiales. Al igual que Europa 92, MERCOSUR ha sido concebido como una 
        plataforma para penetrar los mercados mundiales, con nuestras capacidades 
        para producir bienes y prestar servicios; o sea como parte de nuestras 
        respectivas estrategias decapacitarnos y organizarnos como naciones modernas, 
        para competir en un mundo cada vez más inhóspito para solitarios. 
       UNA REVOLUCIÓN PROFUNDA Es casi imposible entendr la idea de MERCOSUR, sin insertarla en el caudro 
        más complejo de la profunda revolución que se está 
        produciendo en las cuatro sociedades que se han propuesto integrarse. 
        Ella es parte, a su vez, de lo que con razón se ha denominado la 
        "revolución silenciosa" de América Latina, menos 
        publicitada y dramática que la de Europa del Este, pero no por 
        ello, menos profunda ni apasionante. Es revolución pues significa, a través de procedimientos 
        pacíficos, ordenados, pero radicales, transformar de raíz 
        la vida política y económica de nuestros países. 
        Significa transitar de un orden que había dejado de estar en condiciones 
        de satisfacer adecuadamente las legítimas expectativas de libertad, 
        justicia y progreso de sus poblaciones, a un nuevo orden en que tales 
        valores sean parte de la vida diaria de todos los ciudadanos.  La construcción de MERCOSUR es indisociable de la tarea más 
        amplia que hemos emprendido en los cuatro países, para construir 
        sobre bases sólidas, la democracia, una economía moderna 
        de base tecnológica y una inserción competitiva en los mercados 
        mundiales. Sin esta perspectiva de conjunto resulta difícil comprender 
        la lógica interna del MERCOSUR. Son cuatro procesos paralelos y entrelazados ya que deben reforzarse 
        mutuamente para tener éxito. Suponen todos ellos una afirmación 
        de nuestros valores nacionales, como compatibles con los cambios tecnológicos 
        revolucionarios de las últimas aécadas. Lo contrario sería 
        reconocer que no estamos capacitados cultural mente para hacer lo que 
        otros pueblos han logrado, en la misma América, en Asia y en Europa. Suponen además una apuesta a nuestra capacidad organizativa, a 
        nivel local, provincial, nacional y subregional, única forma de 
        crear un entorno de eficiencia favorable a las exigencias de competitividad 
        internacional. Requerimientos de competitividad derivados no de razones 
        ideológicas ni de voluntades exógenas, sino del simple hecho 
        que crecientemente ni nuestros consumidores ni los del resto del mundo, 
        quieren tener que adquirir malo y caro, aquello que la realidad de la 
        interdependencia global, les permitiría adquirir bueno y barato. 
       Suponen por cierto, desatar en todos los frentes sociales, energías 
        creativas basadas en la libertad y en la apertura mental. Sólo 
        así se podrán desarrollar capacidades para competir en un 
        mundo en que la calidad de los bienes y de la organización para 
        su distribución, determinarán cada vez más quienes 
        acceden a los consumidores con mayor poder adquisitivo.  Suponen, finalmente, un gran esfuerzo de solidaridad social y de equidad, 
        ya que sólo la cohesión social a nivel nacional y subregional, 
        fermitirán sustentar en el tiempo e gran esfuerzo que significa 
        organizarse para competir como naciones en el mundo moderno. Al menos 
        así lo indica la experiencia de algunasde aquellas naciones que 
        más han avanzado en el objetivo de generalizar el bienestar de 
        sus poólaciones y a la vez; de competir con éxito en la 
        incorporación detecnologías modernas en sus procesos productivos 
        y distributivos, adquiriendo de tal forma, una participación creciente 
        en los mercados mundiales.  MERCOSUR y LA EXPERIENCIA DE LA INTEGRACION EUROPEA  En momentos de desorientación e incertidumbre, la idea de integración 
        en Europa tuvo la vi rtud de generar una ilusión y un horizonte 
        ae futuro. Quizás en este hecho ha radicado su gran fuerza movil 
        izadora de vol untades populares, su capacidad para catalizar energías 
        sociales orientándolas hacia metas ambiciosas.  Distintos momentos históricos permiten sustentar lo aquí 
        afirmado. Citemos dos: el primero, el momento inicia! cuando en los años 
        cincuenta las débiles democracias nacientes de Europa (Francia, 
        Alemania, Italia) confrontaban una vez más los "duendes del 
        pasado" y las seculares fuerzas centrífugas, fuentes de tantos 
        desastres, se hacían sentir nuevamente en la vida europea. El genio 
        político de Jean Monnet, Robert Schumann y Konrad Adenauer, entre 
        otros, permitiólanzar una propuesta que encarnada en la Comunidad 
        Europea del Carbón y del Acero (CECA), cambió el curso de 
        la historia europea contemporánea. La propuesta estaba basada en 
        una idea simple: poner en común mercados y recursos, en un sector 
        específico pero crucial de la economía, el siderúrgico, 
        y entre un grupo limitado de países. Ponerlos en común, 
        significaba establecer regias e instituciones "comunes". De 
        ahí la idea de "comunidad" y de órganos y normas 
        jurídicas. "comunitarias". Luego, en base al éxito 
        alcanzado, la idea inicial se expande a todo el ámbito económico 
        y a través del Tratado de Roma, se crea en 1957 el Mercado Común, 
        que también comienza con el establecimiento -como en el MERCOSUR-, 
        en un plazo relativamente corto, de la Unión Aduanera (liberación 
        de los intercambios más tarifa externa común).  El segundo momento lo constituye, en años recientes, la decisión 
        de lograr para fines del próximo año la supresión 
        de todas las barreras físicas, fiscales y técnicas, que 
        a pesar de los progresos alcanzados en la conformación del mercado 
        común, continuaban fragmentando de hecho los mercados europeos, 
        generando costos que disminuían la capacidad competitiva de las 
        empresas europeas frente a las americanas, las japonesas y las del sudeste 
        asiático (los llamados costos de la "no-Europa"). Surge 
        así la idea-fuerza de "Europa 92" que acelera dramáticamente 
        la integración europea, permite pasar de una fase de "euro-pesimismo" 
        a otra de "euro optimismo", y genera uan vertiginosa carera 
        de empresas e inversores con "estrategias globales" (los "competidores 
        globales") por tomar posición en el mercado europeo. Hoy se 
        reconoce en el vendaval desatado por la idea de "Europa 92", 
        uno de los factores cruiales para explicar la revolución que se 
        desata luego en toda Europa del Este, incluyendo la Unión Soviética. Hay grandes distancias, desde todo punto de vista entre la experiencia 
        de la integración europa y la del MERCOSUR, como la hay entre las 
        características del Tratado de Asunción y el de Roma. Sin 
        embargo, parece necesario resaltar algunos rasgos comunes. En ambos casos, 
        la idea de integración, está vinculada estrechamente con 
        la de construcción simultánea de la democracia, de una economía 
        moderna de base tecnológica y de una inserción competitiva 
        en los mercados mundiales. Se observa ello claramente también en 
        los años setenta en los casos de España mediterrána, 
        y se comienza a observar más recientement en el caso de las nuevasdemocracias 
        de Europa del Este, especialmente las de Polonia, Hungría, y Checoslovaquia. 
        En ambos casos además, la idea de integración permite crear 
        un horizonte de futuro necesario para enfrentar las durezas sociales de 
        la transformación productiva que todo proceso de modernización 
        tecnológica implica. En ambos casos finalmente, la metodología 
        está centrada en a puesta en común de recursos y de mercados, 
        en la que la apertura recíproca de los mercados s un ingrediente 
        ecentral, pero lo s más aùn, la aceptación voluntaria 
        de una cierta disciplina colectiva para el ejercicio de las respectivas 
        soberanías nacionales, especialmente en el plano de las políticas 
        macroeconómicas, de las políticas sectoriales y en particular, 
        en las de comercio exterior. MERCOSUR: UNA AMPLIA AGENDA DE TRABAJO El Tratado de Asunción es sólo un punto de partida para 
        un trabajo societal, largo y complejo, que deberá permitir transitar 
        hacia el objetivo de un mercado único, entre los cuatro países 
        signatarios, con todas las consecuencias políticas que la integración 
        conlleva. Es un marco para construir. Construir un ámbito de integración 
        lleva tanto tiempo y esfuerzo como construir la democracia, una economía 
        moderna y una capacidad para competir con éxito en los mercados 
        mundiales. Perseverancia y organización, . parecen ser requisitos 
        ineludibles. Pero también lo es el sentido práctico de avanzar 
        paso a paso, manteniendo firme el objetivo final, claro el sentido de 
        dirección y gran flexibilidad en los instrumentos que se utilizan. 
        Ello es precisamente más importante aún, cuando la transición 
        hacia el mercado común es parte de un proceso más amplio 
        de transición hacia economías modernas y competitivas en 
        un marco de democracia, justicia social y participación popular. Si bien la agenda de trabajo es amplia, lo esencial es sin embargo, saber 
        detectar cuáles son las cuestiones que requieren acción 
        priori·taria en el momento actual lo que equivale, en el caso del 
        MERCOSUR, a tener en claro cuales son los requerimientos,primero de los 
        próximos dos años y luego de los próximos cuatro 
        años.  Sin pretender agotar aquí la agenda de requerimientos inmediatos, 
        tarea en la que se encuentran ya abocados los países en el ámbito 
        del Grupo Mercado Común yen la que se encontrarán abocados 
        tan pronto el Tratado entre en vigencia, en el ámbito de decisión 
        política que será el Consejo de Ministros, sólo pretendo 
        apuntar algunos más significativos:  1. La credibilidad interna y externa. Con razón, muchos 
        se interrogan en los cuatro países y en especial, en los países 
        industrial izados, acerca de porqué esta vez deben creer cuando 
        se establecen ambiciosas metas en materia de integración subregional. 
        Se señala que se ha escuchaao tal promesa en muchas otras oportunidades 
        y que los resultados han sido magros. la impresión es que sequisiera 
        creer en nosotros, pero que es nuestra propia historia de promesas fallidas 
        la que no facilita la credibilidad. De allí que una prioritaria 
        es alimentar con hechos, más que con palabras, tal credibilidad. 
        los pronunciamientos de alto nivel político son necesarios. Pero 
        de ninguna manera suficientes. lo esencial es en tal sentido, enviar claramente 
        a todo el mundo, en especial a los operadores económicos internos 
        y externos, que esta vez la integración "va en serio". 
        Sólo así se logrará que empresarios e inversores 
        comiencen a ajustar sus comportamientos tomando en cuenta el mercado ampliado 
        que se les ha prometido. No debe olvidarse que en la perspectiva de un 
        operador económico, el Tratado de Asunción es un "código 
        de mensajes" al mercado sobre cuáles habrán de ser 
        las condiciones bajo las cuales se podrá operar en la subregión. 
        Por ello es esencial reiterar en los pronunciamientos gubernamentales 
        y sustentar en los hechos, que el calendario de liberación arancelaria 
        y de reducción automática de las listas de excepciones, 
        se habrá de cumplir en forma inflexible. Si los plazos se prorrogaran 
        o si se alteraran los porcentajes de reducción de tales fistas, 
        el -mercado no creería en el "mensaje" que se le ha enviado, 
        yel proyecto de integración perdería eficacia.  2. La seguridad jurídica. Elemento esencial de la credibilidad, 
        es la adecuada protección jurídica que se otorgue a las 
        aperturas de los respectivos mercados nacioanles. Si la apertura de cada 
        uno de los mercados, no es percibido cómo un "derecho" 
        de los sujetos de derecho interno de cada uno de los países, y 
        no sólo como un "privilegio" susceptible de ser alterado 
        por acto unilateral arbitrario del gobierno, difícil será 
        que los operadores económicos tomen en serio el mensaje contenido 
        en el Tratado de Asunción y que trazen sus estrategias empresarias 
        en función del mercado ampliado. Hasta tanto existan condiciones 
        para el desarrollo de un derecho "común" o "comunitario" 
        del MERCOSUR, serán las respectivas jurisdicciones nacionales las 
        que deberán asegurar la protección jurídica que necesanamente 
        demandarán los operadores económicos. 3. La organización institucional, dentro de cada país 
        y en el ámbito común. El desarrollo del período 
        de transición ha de requerir numerosas y complejas decisiones, 
        que tendrán que ser adoptadas en el Grupo Mercado Común 
        y en el Consejo de Ministros. Con acierto se haestablecidoquesóloa 
        la luzde la experiencia acumulada en los próximos cuatro años 
        se establecerá luego la estructura institucional definitiva del 
        MERCOSUR. Sin embargo será preciso a nivel interno de caaa uno 
        de los países, especializar instancias gubernamentales en la conducción 
        del proceso MERCOSUR. Cabe tener en cuenta que el establecimiento del 
        arancel externo común y un programa de coordinación de políticas 
        macro-económicas, requerirán además efectuar estudios 
        técnicos que no siempre podrán desarrollarse con los precarios 
        recursos gubernamentales disponibles en la actualidad. A su vez la función 
        de monitoreode los avances en el MERCOSUR, no podrá ser ejercida 
        sólo con el Secretariado Administrativo previsto en el Tratado 
        y que funcionará en Montevideo con funcionarios "prestados" 
        por el gobierno uruguayo. Será necesario entonces prever un mínimo 
        de estructura técnica y de monitoreo "comunitario", si 
        es que se quieren alcanzar en los plazos previstos las ambiciosas metas 
        del Tratado. La participación de los parlamentarios, los empresarios 
        y los sindicatos, en el proceso de decisión del MERCOSUR, es otra 
        cuestión que requiere atención prioritaria inmediata, a 
        fin de asegurar que lo que se decida refleje los intereses y requerimientos 
        de los distintos intereses sociales, así como de la ciudadanía 
        en su conjunto. Otra función que habrá que cumplir en lo 
        inmediato es la de la solución de las controversias comerciales 
        que naturalmente se han de producir, como consecuencia de la ampliación 
        del intercambio y de la aplicación de las nuevas reglas de juego. 
        Será necesario instrumentar un mecanismo imaginativo y práctico 
        de fácil acceso y aplicación. Quizás se podrá 
        imaginar un activo papel a cumplir por el propio sector empresario, a 
        través de sus cámaras, especialmente en la temprana identificación 
        de las causas de controversias por medio de una suerte de "libro 
        de quejas", frente a eventuales incumplimientos de las reglas de 
        juego o a interpretaciones controvertidas.  4. La disciplina colectiva en materia de políticas, macroeconómicas. 
        MERCOSUR aparece como una propuesta viable par el grado de aproximación 
        que de hedlo están adquiriendo las políticas macroeconómicas 
        de los cuatro países. Sin embargo, será necesario en lo 
        inmedi,ato aetectar primero y encarar luego, acciones que se requieran 
        para evitar que disparidades pronunciadas en las políticas monetarias, 
        cambiarias, fiscales y de comercio exterior, alteren sustancialmente las 
        condiciones de competitividad en el mercado que se integra a medida que 
        caen los aranceles y desaparecen las restricciones no arancelarias. En 
        muchos casos las acciones requeridas serán percibidas como una 
        cesión de soberanía nacional. Lo cierto en cambio es que 
        lo que se estará observando, es una necesaria disciplina colectiva 
        en el ejercicio de las respectivas soberanías. Disciplina que es 
        ineludible en cualquier proceso de integración y que puede visualizarsecomo 
        una contrapartida a las ventajas que se adquieren con la ampliación 
        de los mercados nacionales. Lo importante sin embargo, será tener 
        en cuenta que tal disciplina colectiva en el campo de las políticas 
        económicas sólo surgen gradualmente a medida que avanzan 
        los efectos del programa de liberación comercial. No se trata de 
        armonizar todas las políticas macro-económicas, por ejemplo, 
        en los primeros años del establecimiento de la unión aduanera. 
        La experiencia europea así lo demuestra. Pero tampoco se trata 
        de minimizar en extremo los requerimientos de coordinación, sembrando 
        la ilusión de una integración sin disciplina ni obligaciones 
        -recíprocas.  5. Las reglas de juego para la competitividad dentro del MERCOSUR. 
        Ya en la primera fase de la aplicación del programa de liberación 
        comercial, aparece como urgente establecer reglas de juego que eviten 
        prácticas gubernamentales y empresarias que distorsionen las condiciones 
        de competencia económica. La tentación al "canibalismo 
        económico" puede ser grande por parte de las empresas que 
        quieran sacar provecho de circunstanciales asimetrías de costos 
        para "invadir" otro mercado. Las cláusulas de salvaguardia, 
        los derechos compensatonos en el caso de subsidios y las medidas antidumping, 
        formarán parte del arsenal de medidas que se tendrán que 
        poner en práctica con eficacia en la primera fase del período 
        transitorio. Pero será necesario también, desde el comienzo, 
        elaborar un verdadero régimen jurídico y administrativo 
        destinado a preservar las condiciones de competencia económica 
        en el mercado integrado. 6. La concertación para negociaciones comerciales internacionales. 
        Una primera experiencia ha sido sin dudas, la negociación del antes 
        mencionado acuerdo "4 + 1", sobr comercio e inversión, 
        con los Estados Unidos. Pero en al medida que se avance en el establecimiento 
        de la unión aduanera, en especial tan pronto se stablezca el arancel 
        externo común, los cuatro países deberán acordar 
        una política comercial externa común y coordinar estrechamente 
        su participación en las negociaciones comerciales con los terceros 
        países, y en foros multilaterales como el del GATT, y en lo rgional, 
        en el de la ALADI. El desarrollo de las consultas en el Comité 
        Consultivo establecido por el acuerdo cn los Estados Unidos y una experiencia 
        similar que pudiera luego desarrollars con otros países industrializados, 
        como el Canadá y Japón, o con la propia Comunidad Europea, 
        servirán para ir adquiriendo gradualmente una experiencia práctica 
        en este campo. 7. La respuesta empresaria. Se ha señalado con razón 
        que el éxito del MERCOSUR dependerá en gran medida, de la 
        respuesta que se producza a nivl de los operadores económicos internos 
        y externos. Ya exisn evidencias d que las grands empesas multinacionales 
        que operan o que están interesadas en operar en la región, 
        están elaborando sus estrategias para aprovechar las ventajas del 
        mercad ampliado. El secto automotriz es un ejemplo. También se 
        observa un creciente inter´s en operar a escala MERCOSUR en los 
        grandes grupos económicos nacionales de la ARgentina y del Brasil. 
        Sin embargo, en lo inmeiato son las empresas medianas y pequeñas 
        las que requerirán mayor apoyo a través de servicios de 
        asesoramiento e "inteligencia económica", que les permitan 
        trazar estrategias de adaptación y aprovechamiento del mercado 
        ampliado, asi com enhebra alianzas empresarias para penetrar el MERCOSUR 
        y para sustentare en èl en sus estrategias de penetración 
        de mercados mundiales. Las "redes industriales" al estilo de 
        las que se han desarrollado en Europa, especialmente en Italia, que son 
        verdaderos "pools" de servicios tecnológicos, financieros, 
        gerenciales y de distribución, para las pequeñas y medianas 
        empresas, serán quizás uno de los facores que más 
        podrán facilitar su aprovechamiento del MERCOSUR. Quizás 
        redes subregionales de cámaras empresarias y de instituciones prestadoras 
        de servicios especializados para el sector empresario, como por ej. los 
        bancos y las firmas de asesoramiento, surgirán en lo inmediato 
        atraídas por las inmensas oportunidades de negocios que se presentarán 
        al abrirse para nuestro país un mercado tan atractivo como el brasilero. 
        Un cobro razonable de los "certificados de origen" (por ej. 
        un uno por mil del valor de la exportación), permitiría 
        obtener recursos genuinos que requerirán las instituciones empresarias 
        para mejorar sustancialmente su capacidad de prestar servicios de apoyo 
        a la participación de los empresarios en el MERCOSUR.   8. El desafío industrial. La reconversión de la 
        industria argentina, para alcanzar niveles tecnológicos y de competitividad 
        acordes con los desafíos de los megamercados mundiales y del propio 
        MERCOSUR, será en lo inmediato una cuestión que requerirá 
        fuerte atención gubernamental y empresaria. En tal sentido los 
        programas brasileros de competitividad industrial, de calidad y productividad, 
        y de renovación tecnológica, podrían constituir un 
        modelo a tomar en cuenta en el necesario "aggiornamiento" del 
        aparato industrial argentino. La óptica dominante debería 
        ser la del consumidor, a través de la incorporación de tecnologías 
        productivas y organizativas apropiadas, que tomen en cuenta los requerimientos 
        de calidad que están imponiéndose creciente mente en los 
        mercados mundiales, en particular, en los de alto poder adquisitivo y 
        que terminará por imponerse también en nuestros mercados, 
        tan acostumbrados a maltratar e ignorar al consumidor.  9. La reducción de costos que afectan la competitividad. 
        En una primera etapa la acción probablemente estará concentrada 
        en la reducción de los costos de transporte y los de energía. 
        Ambos afectan la capacidad de nuestras empresas para competir en los mercados 
        mundiales y en particular, en los del MERCOSUR. Se han efectuado ya significativos 
        progresos en la desregulación del transporte terrestre y se na 
        encarado luego, la del transporte marítimo. LA EXPLICACIÓN A LA OPINIÓN PUBLICA  Pero es finalmente en la opinión pública, en el hombre 
        común, que finalmente corre su suerte el MERCOSUR. De ahí 
        que sea tan prioritario explicarle a la opinión pública 
        de qué se trata. De presentarle con transparencia los beneficios 
        y los necesarios costos. De expl icárselo tomando en cuenta sus 
        intereses concretos, su avidez de bienestar, de trabajo, de progreso, 
        de justicia, de acceder a bienes y servicios con bajos precios y mayor 
        calidad. Los medios de opinión, el periodismo, los políticos, tienen 
        en este terreno una gran función que cumplir. Existen experiencias 
        que se pueden tomar en cuenta y seguir. Sólo como ejemplos, cabe 
        mencionar los recientes de España en relación a su ingreso 
        a la CEE y de Canadá, en relación a su integración 
        con los Estados Unidos. Una experiencia más actual aún puede 
        ser también válida en tal sentido, como es la de México 
        también en relación a la integración de América 
        del Norte.  El ciudadano, que es a la vez consumidor, constribuyente, trabajador, 
        ahorrista, es el destinatario principal del MERCOSUR. El es quien debe 
        percibir en esta idea la fuerza que ella tiene al generarle una esperanza 
        fundada de días mejores, al crearle un horizonte de futuro para 
        sus esfuerzos cotidianos, una razón por la cual luchar. |